domingo, 20 de diciembre de 2015

EL PODER DE UNA SONRISA

Martín Fernández 20/12/2015

¡Qué mejor regalo que una sonrisa! Esa acción que refleja un descanso momentáneo de la conciencia de sus avatares del día, para permitir que el alma destelle alegría, amor, buenos sentimientos, y todo aquello que signifique muestras de esperanza de un mundo mejor.

¡Qué sabroso es dar y recibir una sonrisa! Solo se necesita abrir nuestros corazones y desear a la persona todo lo mejor y al mismo tiempo decirle “Buenos días”, y de manera automática recibimos una respuesta de alegría, como agradeciendo la esperanza que hemos sembrado en su alma.

¡Qué nos cuesta una sonrisa! Es un pequeño esfuerzo de amabilidad que tiene un efecto multiplicador, solo se necesita unos segundos para transmitir esos buenos deseos y sonreír. No se trata de andar “pelando los dientes” a todo el mundo, pero esa amabilidad acompañada de dicho gesto facial no tiene precio.

¡Para recibir una sonrisa, hay que darla primero! Alguien tiene que dar el primer paso, pero no esperemos por el otro, porque puede ocurrir que los caminos se crucen sin hacerse sentir, entonces tomemos la iniciativa. Lo bueno es que siempre tendremos una buena respuesta, y mucho mejor sería si nos miramos a los ojos, puede suceder que descubramos algo más.


¡Aunque estemos en penumbra, una sonrisa ilumina el alma! Hay momentos que nos sentimos oscuros, sin ganas, derrotados, o como zombis que deambulamos por la calle rumbo al trabajo o de regreso cansados, y qué mejor regalo  es cuando recibimos una sonrisa, que no necesariamente tiene que ser de un conocido. Como la imagen de la Luna, que nos muestra su hermosura en la noche más oscura, ¿Por qué no reglamos sonrisas?, quien sabe y estamos salvando un alma perdida en su propia penumbra.

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