Por Martín
Fernández, 11/05/2015
En mi locura ocurrencia de esta edad madura por la cual
transito, que es distinto a estar en madurismo, tuve un empeño en querer ser un
héroe, en convertirme en un superhumano, en aquella persona con poderes
infinitos, con capacidad de dar vidas o de salvarlas, que pueda proteger a los
desvalidos, que sea fuente de inspiración para liderar valores sobre el amor al
prójimo y a la humanidad misma. Para lograr esto, ayer Domingo me fui a la
Iglesia con el propósito de tener una conversación seria con Dios.
Estando
en el templo de Dios, muy temprano en la mañana, sentado cerca del altar,
comencé a suplicar para que me convirtiera en héroe, acompañando a esta
invocación con varios Padre Nuestro y Ave María, que son los únicos rezos que
recuerdo de inicio a fin. Luego de insistir por largo tiempo soportando el
calor sofocante de estos días de Mayo, de la nada sale un pajarito revoloteando
por encima de mi cabeza, se me parecía a un canario por su plumaje amarillo con
tonos marrones.
¿Quieres
ser héroe?, escucho claramente mientras el animalito seguía volando sobre mí.
Empecé a mirar alrededor para ver si alguien me estaba vacilando, tal fue el
esfuerzo que casi me tuerzo el cuello.
¿Quieres
ser héroe? vuelvo a escuchar, pero esta vez me di cuenta que era el bendito
pájaro y rápidamente pensé que se trataba de un periquito o una especie de loro
diminuto.
Al rato veo que dicho parlanchín se posa sobre el tope del altar de
la iglesia y mirándome fijamente me dice ¿Quieres o no, ser héroe?
Inmediatamente me levanté del banco, mi corazón latía desbocadamente, mis
piernas temblaban, ahora si sudaba de verdad, estaba realmente asustado, y
pensaba que a mí sí me iban a tildar de loco por escuchar a un pájaro. Solo se me ocurrió
preguntarle ¿Quién eres?, sin dejar de mirarme me respondió “soy un mensajero
de Dios, quien me pidió que conversara contigo”, e insistió con la pregunta
¿Quieres o no, ser héroe? Aún con dudas de lo que me pasaba, le respondí con
voz temblorosa “sí, sí quiero ser héroe”, y luego de una pausa, con voz firme
le hice una acotación bien seria “sí, sí quiero ser héroe, pero no cualquier
héroe, quiero tener super poderes, ser invencible ante cualquier eventualidad,
de energía inagotable y que no tenga que volar al Sol para recargarme, que
pueda ejercer mi dominio solo con la mirada, que tenga la sabiduría suficiente
para…”, es entonces cuando el canario me interrumpió diciéndome ¿Por qué no te
callas?, “ya entendí lo que quieres ser”, y con voz arrogante me dice “Eso es
pan comido, en realidad es muy sencillo, ya he convertido a muchas personas en
esa clase de héroe”. Esto me decepcionó profundamente, pensaba que sería el
único en este planeta.
El
ya no tan simpático canario me aclara que tengo que hacer unos cuantos
sacrificios, y me pregunta que si estaría dispuesto a hacerlo, a lo que dije
“espera un momento, no me vas a decir que tengo que vender el alma al diablo”,
y el pájaro me peló los ojos diciéndome “espero que estés bromeando, me refiero
a los siguientes sacrificios”, y empezó a listarme:
- Debes
estar dispuesto a llevar un feto en tu vientre por 40 semanas, considerando que
tu cuerpo se deformará, que tendrás cambios hormonales, aumentarás de peso y
tendrás alteraciones emocionales.
- Debes
estar dispuesto a aguantar el dolor de parto, o que por medio de una cesárea te
abran el vientre para sacarte el bebé.
- Debes
estar dispuesto a amamantar al bebé cada 3 o 4 horas, sin importar el sueño que
tengas.
- Debes
estar dispuesto a desvelarte toda una noche vigilando el sueño de tu hijo
cuando se encuentre enfermo.
- Debes
estar dispuesto a alimentar a tu hijo, aunque tengas que dejar de comer en
ciertos momentos.
- Debes
estar dispuesto a vestir, llevar y recoger a tu hijo al colegio, trabajar y
además, atender la casa.
- Debes
estar dispuesto a ser el líder de tu hijo guiándolo por el buen camino.
- Debes
estar dispuesto a reprimir a tu hijo cuando sea necesario, a pesar del profundo
amor que le tengas.
- Debes
estar dispuesto a amar tu hijo tanto, que sacrificarías tu vida por él.
- Por
último, luego de todos estos sacrificios, debes estar dispuesto a dejarlo que
se vaya para que haga su propia vida.
“Espera
pajarito”, le interrumpí ya aturdido, ¿tú lo que quieres es convertirme en
madre? Le pregunté. Quien me responde “eso es lo único que calza perfectamente
con los poderes que me estas solicitando”. Solo pude asentar con mi cabeza que
tenía razón, y le dije “ya existen suficientes heroínas en este planeta, mejor
sigo siendo lo que soy, pero esta vez procuraré ser un mejor hijo y reconocer
el valor de mi madre.