martes, 16 de junio de 2015

PONIENDO A PRUEBA NUESTRA EXISTENCIA

Por Martín A. Fernández C. 08/06/2015

A principios de este año visité las ruinas de la ciudad de Chichen Itzá, la cual está ubicada en la península de Yucatán a unos 188 Km de Cancún, México. Esta ciudad del período Mesoamericano fue fundada en el año 525 d.c., y fue el principal centro de poder de la península Yucateca entre los años 900 d.c. y 1.500 d.c. En 1988 fue declarada por la UNESCO como patrimonio de la humanidad, y en 2007 el Templo de Kukulcán (La Pirámide), que forma parte de ella, fue reconocido como una de las nuevas maravillas del mundo. Además de esta obra, se encuentran otros edificios emblemáticos y de valor artístico, tales como: El Observatorio, Las Monjas, La Iglesia, La Casa Colorada, Templo de Osario, El Castillo, El Templo de Los Guerreros y el Gran Juego de Pelota.

Al observar el templo de Kukulcán, que es una pirámide monumental, viene a la conciencia preguntas como ¿Quienes diseñaron su estructura y orientación para el equinoccio? ¿Cómo fue el proceso de su construcción? ¿Cuántos hombres participaron en su construcción? ¿Cuánto tiempo llevó hacerlo? En fin, la organización que tuvieron que tener para que por generaciones hubiese continuidad hasta su finalización. 

El Observatorio es una obra que representa el conocimiento y el avance científico de esta cultura, cuyos sabios estudiaron en el tiempo el curso del Sol, la Luna y la disposición de las estrellas en las noches.


El Campo de Juego, lugar de encuentro del pueblo para un momento de recreación colectiva y de ritual religioso, es una edificación que perfectamente representa el concepto arquitectónico y jerarquía social que actualmente se viven en los stadium de juegos modernos (béisbol, fútbol, rugby, etc.), tales como: el propio campo de juego donde los jugadores interactúan, las gradas para la gente común y los lugares especiales para los jerarcas  o sacerdotes de aquella época. Estar en el medio de estas ruinas y hacer un ejercicio de empatía hacia el pasado, se siente la emoción y la energía que se pudo experimentar en ese lugar: la presentación por parte del sacerdote o monarca, los gritos de ánimos de los espectadores, los jugadores de los equipos corriendo para lograr lo que hoy en día llamamos “Gol” en el futbol, y el final del juego donde hay un sacrificio humano como ofrenda a los dioses.

El estar en este lugar arqueológico, hace pensar que pronto seremos historia como sociedad y que seremos recordados según los aportes que hagamos a la humanidad. La existencia de un pueblo con un desarrollo avanzado en lo cultural, religioso y científico, representado en significativas obras arquitectónicas, nos demuestra lo relativo que es nuestra propia existencia dentro de la evolución de la humanidad. En unos cuantos años esta sociedad moderna que representa lo que somos, formará parte de un pasado que quizás las generaciones futuras nos reconozcan por nuestras ciudades en ruinas  o sus visitas a museos y bibliotecas virtuales o de otro tipo de dimensión, y entonces, seremos para ellos una sociedad antigua que, si hacemos las cosas bien en este presente seremos admirados, en caso contrario estaremos en el olvido. 





ESTRELLAS

Por Martín Fernández, 02/06/2015.

“Mis amores vengan para mostrarles esta pintura”, les dice un hombre a sus dos hijos en un salón de exposición de arte, quienes salen corriendo para ponerse cada uno a su lado, sin antes forcejear y discutir por el lugar donde querían colocarse hasta que el padre les dice con tono de autoridad “pónganse de acuerdo”.
  • ¿Cuál pintura Papi?, pregunta la niña o más bien una preadolescente de 12 años, que casi logra la altura de su padre.
  • “La que está en el techo Vicky”, se adelanta a decir Juan quien es dos años menor, y que no pierde oportunidad para bromear.
  • “Gafo, tengo derecho a preguntar”, responde Vicky con temperamento.
  • “Ya basta, compórtense” interviene el papá inmediatamente antes de que extendieran la discusión de hermanos. “Noche estrellada sobre el río Rhone, de Vincent Van Gogh, es el cuadro que tenemos en frente”, continúa hablando el padre y luego de una pausa de varios segundos sentencia “me gusta”.
  • ¿Por qué te gusta papi?, pregunta Vicky.
  • Juan, luego de mirar la obra fijamente con el ceño fruncido e inclinando muy despacio la cabeza hacia un lado y luego al otro, buscándole sentido a la misma, le pregunta al padre ¿Estás hablando en serio Papi?,  “a mí me parece que al pintor le fallaba el pulso”, continuó diciendo.

Los tres se ríen  discretamente para no irrumpir el silencio de la sala por las ocurrencias de Juan, y cuando éste iba a seguir con otro de sus chistes Vicky le hace seña para que deje de hacerlo, con un gesto de apretón de labios y viéndolo a los ojos, lo cual Juan entendió perfectamente.
  • “Veamos bien la pintura”, les dice el papá, ¿Qué observan?
  • “Veo grandes estrellas en el cielo, sobre un río o lago”, dice Vicky la mas acuciosa.
  • “Y dos personas al frente papí”, dice Juan intempestivamente antes de que se le adelantaran.
  • “Un pequeño velero” dice Vicky.
  • “Y al fondo hay como un incendio” menciona Juan.
  • “No Juan, no es un incendio, son luces de los edificios que se encuentran al otro lado del río, las cuales se reflejan sobre las aguas”, le corrige el papá.
Vuelven nuevamente a reírse los tres por las ocurrencias de Juan,  pero esta vez sin reservas, alterando la tranquilidad del espacio y viendo como alrededor algunas personas los observaban y se contagian de la diversión.  
  • “El arte tiene su manera de interpretarse, pero si una obra te hace sentir emociones es cuando ha cumplido su objetivo. El paisaje me recuerda  el cielo de un pueblo donde viví como hace unos tres años, llamado Carmen de Uria, que se encontraba en el Litoral Central. En las noches el cielo era un tesoro lleno de estrellas, hasta ahora no he visto algo igual, me acostaba en la terraza del techo de la casa a contemplarlas, se podía identificar todas las constelaciones pero solo conocía la Osa Menor, la Osa Mayor y La Cruz del Sur. Habían algunas que su brillo era mucho más intenso las cuales quizás eran planetas, pero lo increíble es que pasaban las horas y no te cansabas de observar el cielo, y si tenías paciencia podrías hasta ver estrellas fugaces” Hablaba el papá con la mirada perdida en el cuadro y los niños escuchándolos con atención.
  • “Qué lindoi” Dice Vicky con un tono de ternura, y posando su cabeza sobre el hombro de su padre.
  • “Si detallan a la pareja, son unos abuelos abrazados y que están paseando juntos, como simbolizando el amor eterno en la grandiosidad del firmamento”, prosigue el papá para finalizar su contemplación.
  • ¿Qué romántico?, dice Vicky sobre el panorama descrito.
  • ¿Nos vamos papi?, interrumpiendo Juan el momento de inspiración de su padre, “es que ya me aburrí”, continúa diciendo.
  • “Si, veamos otra cosa”, le contesta el papá.
  • “Además papi, sin ánimo de ofender al pintor, me gusta más como tú pintas”, le dice Juan como tratando de arreglar su supuesta ofensa.
  • “Es cierto papi, tú lo haces mejor”, completa Vicky.

El padre se sonríe y los abraza agradeciendo el comentario de sus hijos, y continúan paseando agarrados de manos por el salón de arte.

ESTRABISMO

Por Martín Fernández, 30/05/2015

El otro día fui a revisarme la vista con mi oftalmólogo de confianza,  quien es una amiga de infancia, como regularmente lo hago todos los años para ajustar mis lentes al desgaste natural de mis ojos, es decir, los avatares de la edad. Luego de una hora de una consulta amena, poniéndonos al día sobre temas familiares y personales, mientras me chequeaba la visión y la condición física de mis ojos, me atreví a preguntarle sobre una intimidad que últimamente me atormenta angustiosamente.

A pesar de la confianza de años que nos tenemos realmente estaba muy tímido, pero me llené de valentía e inicié esta confesión.

-   “Mari, quiero aprovechar esta visita para conversar contigo sobre una situación que me está pasando y que me preocupa”,  le dije con una voz nerviosa.

-     ¿Sobre que se trata Martín?, me pregunta con cierta curiosidad.

-   Luego de una respiración profunda y pausada comienzo a contarle, “Creo tener un problema físico, cuya consecuencia me afecta en lo psicológico y emocional”, ella se pone seria estrechando las cejas como indicativo de una mayor atención, “En ocasiones sufro de una especie de estrabismo que me ocasiona déficit de atención”.

-   ¿Estrabismo? ¿Déficit de atención? Explícame mejor para poderte entender”, me dice mi amiga.

-    Vuelvo a respirar profundo y sigo contando “Lo que quiero decirte es que en ocasiones mis ojos sabotean mi concentración, por más que trato de dominarlos para que se enfoquen en un solo objeto o persona, siempre termino viendo varios objetivos a la vez.  En los momentos que estoy solo caminando por la calle este problema no tiene importancia, pero si estoy conversando con algún amigo en un sitio público el estrabismo actúa, y me da vergüenza porque la persona se da cuenta que estoy desviando mi atención, y cuando esa persona es una amiga, inmediatamente me dice un ´párame bolas´ con un tono fuerte”. Mari comienza a hacer muecas con la cara de extrañeza y sigo contando “Peor aún es cuando pasa una mujer cerca, lo cual ocurre repetidamente, el estrabismo me ocurre tan insistentemente que pierdo el hilo de la conversación y mis ojos comienzan a escanear ese objetivo de arriba abajo y de abajo arriba, se fija en su rostro, su cabello, el vestido, sus prendas, sus curvas, sus piernas, sus zapatos, todo lo observable para concluir en mis adentro lo guapa que es esa mujer. A pesar de la belleza con quien esté conversando, mis ojos no obedecen y comienzan a ver doble, no lo puedo controlar, a menos que esté conversando con mi amada, ocasión que mis ojos tienen una concentración perfecta en su rostro, apreciando su belleza, cómo se mueven sus labios y contagiándose de su alegría de verme”.

Mari se sonríe y me responde de un diccionario electrónico de su laptop “Estrabismo es un trastorno en el cual los dos ojos no se alinean en la misma dirección y, por lo tanto, no miran al mismo objeto al mismo tiempo. La afección se conoce más comúnmente como ojos bizcos”. Y luego continúa diciéndome “Aunque este significado se parece a lo que me cuentas, no tiene que ver en nada con lo que tienes”, y luego con la confianza que tenemos de siempre, con tono regañón me dice “pórtate bien es lo que tienes que hacer”, y completa diciéndome “Bueno, menos mal que siempre me preocupo salir bien arreglada. Ahora anda y vete que tengo que seguir trabajando”.