martes, 16 de junio de 2015

ESTRABISMO

Por Martín Fernández, 30/05/2015

El otro día fui a revisarme la vista con mi oftalmólogo de confianza,  quien es una amiga de infancia, como regularmente lo hago todos los años para ajustar mis lentes al desgaste natural de mis ojos, es decir, los avatares de la edad. Luego de una hora de una consulta amena, poniéndonos al día sobre temas familiares y personales, mientras me chequeaba la visión y la condición física de mis ojos, me atreví a preguntarle sobre una intimidad que últimamente me atormenta angustiosamente.

A pesar de la confianza de años que nos tenemos realmente estaba muy tímido, pero me llené de valentía e inicié esta confesión.

-   “Mari, quiero aprovechar esta visita para conversar contigo sobre una situación que me está pasando y que me preocupa”,  le dije con una voz nerviosa.

-     ¿Sobre que se trata Martín?, me pregunta con cierta curiosidad.

-   Luego de una respiración profunda y pausada comienzo a contarle, “Creo tener un problema físico, cuya consecuencia me afecta en lo psicológico y emocional”, ella se pone seria estrechando las cejas como indicativo de una mayor atención, “En ocasiones sufro de una especie de estrabismo que me ocasiona déficit de atención”.

-   ¿Estrabismo? ¿Déficit de atención? Explícame mejor para poderte entender”, me dice mi amiga.

-    Vuelvo a respirar profundo y sigo contando “Lo que quiero decirte es que en ocasiones mis ojos sabotean mi concentración, por más que trato de dominarlos para que se enfoquen en un solo objeto o persona, siempre termino viendo varios objetivos a la vez.  En los momentos que estoy solo caminando por la calle este problema no tiene importancia, pero si estoy conversando con algún amigo en un sitio público el estrabismo actúa, y me da vergüenza porque la persona se da cuenta que estoy desviando mi atención, y cuando esa persona es una amiga, inmediatamente me dice un ´párame bolas´ con un tono fuerte”. Mari comienza a hacer muecas con la cara de extrañeza y sigo contando “Peor aún es cuando pasa una mujer cerca, lo cual ocurre repetidamente, el estrabismo me ocurre tan insistentemente que pierdo el hilo de la conversación y mis ojos comienzan a escanear ese objetivo de arriba abajo y de abajo arriba, se fija en su rostro, su cabello, el vestido, sus prendas, sus curvas, sus piernas, sus zapatos, todo lo observable para concluir en mis adentro lo guapa que es esa mujer. A pesar de la belleza con quien esté conversando, mis ojos no obedecen y comienzan a ver doble, no lo puedo controlar, a menos que esté conversando con mi amada, ocasión que mis ojos tienen una concentración perfecta en su rostro, apreciando su belleza, cómo se mueven sus labios y contagiándose de su alegría de verme”.

Mari se sonríe y me responde de un diccionario electrónico de su laptop “Estrabismo es un trastorno en el cual los dos ojos no se alinean en la misma dirección y, por lo tanto, no miran al mismo objeto al mismo tiempo. La afección se conoce más comúnmente como ojos bizcos”. Y luego continúa diciéndome “Aunque este significado se parece a lo que me cuentas, no tiene que ver en nada con lo que tienes”, y luego con la confianza que tenemos de siempre, con tono regañón me dice “pórtate bien es lo que tienes que hacer”, y completa diciéndome “Bueno, menos mal que siempre me preocupo salir bien arreglada. Ahora anda y vete que tengo que seguir trabajando”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario